Antes de que unos estudiantes de pedagogía en una universidad holandesa empezaran sus prácticas en una institución educativa, se les hizo un perfil con MindSonar. 

Su supervisor, conocedor íntimo de la cultura de cada una de las instituciones donde los estudiantes realizan sus prácticas, fue capaz de expresar esa cultura en términos de Metaprogramas e Impulsos Motivacionales.

El supervisor, comparando el perfil del alumno con el de la cultura de la institución, podría entonces predecir los tipos de obstáculos que un alumno concreto probablemente encontraría en esa institución concreta. Digamos que la cultura de la institución era reactiva, específica y orientada a la información, y que el estudiante tenía un perfil proactivo, global y orientado a la actividad. El supervisor podría predecir entonces que algunas personas de la institución podrían percibir al alumno como temerario, incontrolable y vago.

El supervisor hablaría de ello con el alumno y también le ayudaría a pensar en la mejor forma de responder, en caso de que se produjera este problema. Esto tenía ventajas tanto para los estudiantes como para las instituciones. Si se producían los problemas previstos, el alumno estaba preparado para responder adecuadamente. Esto redujo la escalada del conflicto y a menudo evitó el abandono final del alumno de esas prácticas.