Cuando quieras profundizar en la relación y el entendimiento con alguien, haz un esfuerzo por fijarte en la dirección que toma su atención durante la conversación. ¿Responden con asentimientos de cabeza apropiados y señales a tu comunicación no verbal de forma animada? ¿O parece que sólo oyen el contenido de lo que dices con muy poca expresión?
Uno mismo contra los demás
Yo: Reaccionas al contenido de lo que se dice y no al tono de voz, las expresiones faciales o los no verbales (gestos, posturas, etc.) de otras personas. A menudo mostrarás muy poca expresión, aunque no haya falta de sentimiento. Evalúas lo bien que va una conversación basándote en tus propios sentimientos internos. Es posible que te resulte más difícil establecer una buena relación porque te pierdes las pistas e insinuaciones no verbales de los demás.
Otros: Tiendes a ser muy animado y receptivo con la gente, a menudo asintiendo con la cabeza y diciendo «ajá» mientras hablan. Con frecuencia prestas atención y reaccionas tanto al contenido de lo que se dice como a la voz, el tono, el tempo, el lenguaje corporal, los gestos, etc. Captas las señales e indicios de los demás de forma muy intuitiva.
Observando e identificando qué metaprograma prefiere alguien (en un entorno concreto) para «dirigir la atención», podrás determinar el lenguaje más adecuado para utilizar con él. Para alguien con un programa más «propio», recuerda que debes centrarte en el contenido y ajustarte a sus criterios. En cambio, con una persona más orientada hacia el «otro», reconoce e iguala su afecto.
Sea cual sea tu profesión, si trabajas con otras personas, conocer sus metaprogramas puede serte muy útil. Comprender en qué metaprogramas opera alguien (en un entorno concreto) te dará una visión rápida y eficaz de su estilo de pensamiento preferido, indicándote la mejor ruta para aumentar la compenetración y la comunicación clara.
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